Nada ha cambiado en Venezuela a un año del alzamiento fallido en Caracas

Nicolás Maduro todavía conserva el poder, pese a que Estados Unidos ahora puso precio a su cabeza

Antes del amanecer del 30 de abril, un grupo de al menos 40 militares que servía en la Base Aérea La Carlota, en Caracas, capital venezolana, se encontraban en la vía que da a esa zona.

Ya era usual ver algunos alzamientos contra Nicolás Maduro por parte de efectivos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) que se hartaron del mal manejo del país, pero esta asonada la lideró un civil: Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional y quien decidió asumirse como presidente encargado de Venezuela al declarar las elecciones presidenciales de 2018 como fraudulentas, en las que Maduro presuntamente ganó por margen amplio. 60 países reconocieron al parlamentario con ese planteamiento.

Además de Guaidó, se apersonó el ex director del temido Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), Manuel Cristopher Figuera, y además, se logró liberar a Leopoldo López, político y férreo opositor al chavismo que fue condenado a 13 años de prisión por las protestas de 2014. Él se encontraba en casa por cárcel y siendo custodiado por esa policía política.

Aunque hubo disparos entre los alzados y fuerzas leales a Maduro, todo terminó en favor del presidente chavista y la asonada se disolvió. El mandatario, quien sigue de facto en Miraflores, conserva el poder, aunque hoy tiene precio en su cabeza por parte de Estados Unidos, quien lo acusa de una conspiración para traficar drogas, junto a otros jerarcas del partido de gobierno.

La falla de este intento de desplazar a Nicolás Maduro por la fuerza radica, según la oposición, en que figuras clave del chavismo no se presentaron a última hora para dar la estocada final. Dos de ellos son Vladimir Padrino López y Maikel Moreno, ministro de defensa y presidente del Tribunal Supremo de Justicia, respectivamente.

Muchos de los militares se refugiaron en embajadas o huyeron del país. Leopoldo López se asiló en la de España, y el ex director del Sebin huyó a Estados Unidos, desde donde ha dado declaraciones sobre el proceder de Maduro contra la disidencia.

Lo que vino después

Guaidó no cedió en ningún momento pese a este fracaso, por lo que organizó protestas sostenidas. Sus convocatorias ya no tenían la misma fuerza de enero y febrero, pero aún tenía poder para llamar a la gente a que se manifestara por la crisis que generó el colapso del socialismo bolivariano.

El joven político logró salir del país a principio de 2020, y se reunió con mandatarios primermundistas, entre ellos el presidente estadounidense Donald Trump, quien le invitó a su discurso del Estado de la Unión.

En palabras de Trump en aquel momento, Guaidó es el legítimo presidente de Venezuela.

Tras la baja de popularidad, esas reuniones supusieron una suerte de aire nuevo en sus planes para lograr un cambio en Venezuela.

El regreso de Guaidó fue aparatoso. Una turba de chavistas lo agredió con total complicidad de fuerzas de seguridad tanto aeroportuarias como de orden público. Estos también arremetieron contra trabajadores de la prensa que fueron a acudir a su llegada.

La excusa del oficialismo es que los empleados de Conviasa quisieron darle "una lección" por haber conseguido que esa aerolínea fuese sancionada por Estados Unidos en febrero. Pero la prensa y opositores aseguraron que los agresores son en realidad parte de los colectivos; grupos de choque que suelen cargar contra manifestantes.

Maduro, quien suele ordenar arrestos contra opositores en sus alocuciones, no había querido tomar acciones contra Guaidó, pero cuando fue consultado por un periodista, este respondió: "El día que los tribunales de la República den el mandato de detener al señor Juan Guaidó por todos los delitos que ha cometido, ese día va a la cárcel, ten la seguridad. Ese día no ha llegado, pero llegará".

No pasó mucho para que el fiscal general de la república, Tarek William Saab, lo citara ante el Ministerio Público para interpelarlo por su participación en un Golpe de Estado. Como era de esperarse, Guaidó no acudió a la cita y dijo que la fiscalía en manos de Saab "es una burla", y que debería centrarse en citar a los implicados en narcotráfico, en clara referencia a Maduro.

Antes de todo eso, Guaidó logró ratificar su presidencia en la Asamblea Nacional, pese a que un grupo de diputados de la oposición han decidido desligarse de sus acciones y votaron sin la cantidad requerida de votos por Luis Parra para ese cargo.

Parra hoy se encuentra sancionado por Estados Unidos y poco se le ve. A veces, comparece ante Maduro, quien le reconoce como presidente del parlamento. Fuera de Venezuela, solo Rusia dio el visto bueno a su gestión en el congreso, que tampoco ha logrado mucho.

 

Juan Afonso

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