Donald Trump deja la presidencia de Estados Unidos con una pésima imagen sobre su figura, con un debate sobre las redes sociales y la censura, y ciudadanos que están experimentando una polarización cada vez más marcada.
Casi de la misma forma fue su irrupción en la política, pues era alguien sin experiencia previa al frente de algún cargo público, y cuando lanzó su campaña en 2016 rumbo a la Casa Blanca, lo hizo con un discurso demasiado polémico: habló de inmigrantes, especialmente mexicanos, refiriéndose a ellos como gente que trae problemas de delincuencia y drogas, y que para solucionar esto, crearía un muro en la frontera con México, el cual, pagarían los ciudadanos de la nación azteca.
Cualquiera hubiera pensado que con un discurso así, Trump no llegaría muy lejos, pero de a poco, fue ganando alta popularidad dentro del partido republicano y consiguió ganar la candidatura por esa coalición política.
Luego, en la carrera contra la demócrata Hillary Clinton, Trump perdió los tres debates y además, fuera de cámaras, se filtraron declaraciones suyas sobre tratar obscenamente con mujeres, lo que generó rechazo y algunas protestas en la nación norteamericana. Pese a esto, Trump consigue la presidencia.
Hubo denuncias de fraude electoral y posible injerencia de Rusia en los resultados, pero nada de esto tomó forma al final.
Economía y belicismo
De acuerdo con las apreciaciones de la internacionalista Dinalis Santamaría, Trump dejó políticas en materia económica con buen saldo, pues favoreció bastante al sector empresarial, y si bien ha sido algo criticado, la visión del magnate siempre fue que el empresario es quien paga impuestos y genera empleos.
Esto se vio mejor reflejado en algo que siempre se criticó con cualquier mandatario estadounidense: enviar tropas a países extranjeros para conflictos armados.
El mandato de Trump se caracterizó por disminuir drásticamente la presencia militar norteamericana en muchas zonas del mundo y dejando de intervenir directamente en varios conflictos bélicos.
Esta decisión le dio puntos a su gestión porque el dinero que se invertía en gastos para el sector castrense, se destinaron a otros que se encontraban descuidados, por lo cual, el ciudadano norteamericano vio con buenos ojos esta política.
Los sucesos del Capitolio
La imagen de Trump se derrumbó con los hechos de la toma del Capitolio por parte de simpatizantes del magnate, quien tuvo una postura poco firme con estos eventos, cuando hasta el partido republicano repudió enérgicamente esto, al igual que el partido demócrata y muchos gobiernos del mundo.
También hay que tomar en cuenta que el ciudadano estadounidense es alguien que aprecia y defiende mucho sus instituciones públicas por el grado de confianza qué hay. Un asalto como el ocurrido hace días no fue bien visto por el resto de los habitantes norteamericanos.
Además, Trump también tuvo una relación áspera con la prensa, tanto nacional como internacional, algo que nunca es bueno para cualquier mandatario.
Además, su manejo en la pandemias tuvo más bajos que altos, lo que hizo que sus decisiones fueran erráticas y el país sumara números trágicos en contagioso y muertes por coronavirus. Todo eso conjugado es reprobable en la que se considera la principal democracia del mundo.
Medio Oriente
Santamaría remarca que Trump ha sido el único presidente republicano que no intervino en conflictos bélicos, lo que marca una gran diferencia con la visión que ese partido tiene con respecto a política internacional.
Los acuerdos que Trump logró en la región de Asia Central le dan puntos positivos en imagen, pero, aclara la experta, se debe ver qué tan sostenibles serán en el tiempo ahora que habrá un cambio de administración.
Racismo
Santamaría expone que estos incidentes no se deben achacar a un mandatario en específico, porque se trata de una realidad del país que tiene mayor diversidad cultural del mundo, siendo las minorías afrodescendientes y latinas las más numerosas.
“Tenemos lo que hizo Martin Luther King por reivindicar los derechos de los afrodescendientes en Estados Unidos y fue asesinado por ello. Esas luchas continuaron y así vimos cómo llegó Barack Obama al poder como el primer presidente afroamericano”, relató.
Explicó que el racismo en ese país es una situación sui generis, una realidad, y es algo contra lo que se debe luchar.
Caso Venezuela
Santamaría dijo que en torno al caso Venezuela, Trump fue el primero en reconocer el mandato interino en manos del diputado opositor Juan Guaidó, lo que impulsó que otros 60 países que representan las democracias más fuertes del mundo y las principales economías, le secundaran con ese reconocimiento al parlamentario criollo.
Esto es algo que pudo generar afectaciones en los mercados porque dependiendo de si reconocían o no a la presidencia interina venezolana, tratos a nivel comercial se habrían repensado.
Santamaría señala, que por un lado esto fue positivo en su momento, pero analizando los resultados, Venezuela sigue en el mismo punto donde estaba antes, y es algo negativo.
Además, el discurso de Trump se dividía entre su retórica y la realidad, cosa que generó falsas expectativas en la ciudadanía venezolana, pues por un lado, las palabras del mandatario saliente hacían ver que habría una intervención militar en el país sudamericano, pero la realidad dictó que esto jamás se dio. La internacionalista expone que esto dejó como aprendizaje que los cambios se dan siempre a nivel local. “La comunidad internacional puede ser de ayuda, pero no es algo definitivo”.
También mencionó el tema de las sanciones, donde la mayor parte de estas se tomaron en el mandato de Trump. Pero, aclara Santamaría, estas sanciones y la decisión de ponerle precio a la captura de varios funcionarios venezolanos y al propio Nicolás Maduro, fueron tomadas por poderes independientes, ya a nivel judicial para proteger ciertos activos allí.
La experta en temas internacionales relata que las sanciones siempre fueron contra particulares, no estrictamente contra Venezuela.
Juan Afonso
