Trbajadores en Suiza están menos protegidos contra los riesgos de la IA que en la Unión Europea

La inteligencia artificial (IA) permite trabajar de forma más productiva, ahorrar costes y aumentar los ingresos. Así lo aseguran varios informes y encuestas. En una encuesta realizada recientemente por la consultora EY, el 81% de los directivos de Suiza que participaron en ella afirmaron haber utilizado con éxito la IA para ahorrar costes y aumentar los beneficios. Este porcentaje sitúa a Suiza a la cabeza de Europa en lo que respecta a la transformación del trabajo mediante la IA, según EY.

 

La encuesta también muestra que las personas trabajadoras en Suiza figuran entre las menos preocupadas por la posibilidad de perder su empleo a causa de la IA.

 

Pero, ¿puede realmente un trabajador dormir tranquilo sin preocuparse por los riesgos de la IA? Algorithm Watch CH ha puesto de relieve algunas deficiencias del sistema legal suizo y la protección de las personas trabajadoras frente a los efectos de la IA en ámbitos como la contratación, el control de la productividad o la supervisión.

 

Según esta organización sin ánimo de lucro con sede en Zúrich y Berlín, las bases de datos discriminatorias o los sistemas que aumentan la productividad, por ejemplo, pueden provocar desigualdades y empeorar la salud mental de las personas.

 

Sin embargo, es difícil demostrar e impugnar este tipo de discriminación, ya que las herramientas legales disponibles actualmente en Suiza son débiles, afirma Angela Müller, directora de Algorithm Watch CH.

 

Müller sostiene que quienes legislan en Suiza deberían reforzar los derechos individuales y colectivos de los trabajadores porque la IA funciona a gran escala y afecta a grandes grupos de personas. “Actualmente no es fácil acudir a los tribunales como grupo colectivo”, afirma.

 

A diferencia de otros países europeos, Suiza tiene una legislación laboral bastante liberal. Por ejemplo, los empresarios gozan de cierta libertad a la hora de despedir al personal. No tienen obligación de informar y consultar a las personas empleadas sobre el uso de nuevas tecnologías si estas no tienen un impacto directo en su salud y seguridad. En cambio, en Alemania los trabajadores y trabajadoras participan activamente en los procesos de toma de decisiones al estar representados en los consejos de administración.

 

En Suiza, cuando se introduce la IA en el trabajo no se suele consultar a los empleados, afirma Isabelle Wildhaber, catedrática de Derecho Laboral de la Universidad de San Gall. “Y ello a pesar de que la IA suele tener repercusiones en la salud y la seguridad del personal”, señala la jurista. Wildhaber pone como ejemplos el malestar psicológico o el agotamiento debido al aumento de la productividad o a la sensación de “estar vigilado”.

 

Aunque herramientas de IA generativa como ChatGPT permiten a las personas trabajar de forma más eficiente, también pueden provocar un aumento de las tareas diarias y del estrés, afirma Thomas Wälti. Wälti es un gestor de servicios TIC que lleva 23 años trabajando para el gigante suizo de las telecomunicaciones Swisscom. Ya ha notado que el número de sus tareas diarias se ha multiplicado en los dos últimos años. “Todo es muy rápido, vas de una tarea a otra”, dice. Antes necesitaba cuatro horas para preparar una presentación en PowerPoint, ahora sólo necesita una gracias a herramientas como ChatGPT. Igualmente, las expectativas de los empresarios van en aumento. 

 

“Las empresas exigen cada vez más, porque la tecnología lo permite”, dice Wälti.  Wälti asegura que realiza tantas tareas diferentes cada día que a veces le cuesta resumir su día a sus hijos en la cena. “Me miro al espejo y me pregunto: ‘¿Qué he hecho realmente hoy? La calidad del trabajo se resiente”.

 

El sindicato suizo de la industria de la comunicación y los medios de comunicación, Syndicom, reclama una mayor protección de la integridad física y mental de las personas trabajadoras en una declaración oficial. “Suiza va a la zaga de Europa en la regulación de las nuevas tecnologías. Pero cuanto más accesible y barata sea la IA, mayor será su impacto en la mano de obra”, afirma Daniel Hügli, miembro del comité directivo de Syndicom. Por eso es necesario reforzar la participación de los trabajadores y trabajadoras para garantizar que estén al corriente de los posibles riesgos, añade Hügli.

 

Los trabajadores y trabajadoras de la Unión Europea (UE) parecen estar mejor protegidos contra los riesgos de la IA que los de Suiza. Esta primavera, la UE aprobó el primer reglamento del mundo sobre inteligencia artificial que impone normas estrictas para el uso de sistemas de IA considerados de alto riesgo, por ejemplo en el ámbito de la administración de personal o el acceso al empleo.

 

Además, el Reglamento General de Protección de Datos GDP prohíbe, salvo algunas excepciones, las decisiones totalmente automatizadas, es decir, tomadas por algoritmos sin intervención humana. Sin embargo, tales decisiones son aceptables con arreglo a la legislación suizasi se informa a la persona interesada.

 

 

 

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