Bombas enterradas en los lagos: el ejército suizo pide ideas a la gente para evacuarlas

Aún no está claro si se encontrarán ideas geniales para atender el problema. Pero una de las preguntas sin respuesta es por qué las autoridades ponen en marcha este proyecto de potencial evacuación de municiones en el presente

A partir del 2022, la frase "armas suizas" podría remitir a los lectores internacionales a la idea de la férrea negativa de Suiza -como nación neutral- de exportar armas a Ucrania. Pero no es así, Suiza experimenta serios problemas relacionados con las municiones que tiene en casa. De 1918 a 1964, el ejército vertió en lagos suizos -como Thun, Lucerna o Brienz- más de 12.000 toneladas de material no utilizado y algunas décadas más tarde las autoridades se preguntan cómo podrían recuperarlo.

 

La Oficina Federal de Armamento (armasuisse) se dirigió a la población suiza a principios de agosto en busca de inspiración. Lanzó un "concurso de ideas2 en el que invita a la gente a proponer alternativas para retirar las municiones de forma "ecológica y segura", pues muchas se encuentran hasta 220 metros de profundidad. El concurso está abierto hasta febrero del 2025 y las tres mejores propuestas, según la evaluación de un panel de expertos, se repartirán un premio total de 50.000 francos suizos (57.780 dólares).

 

¿Qué tipo de ideas espera recibir armasuisse? Probablemente ninguna de las que han sugerido los internautas los primeros días. Algunas de ellas son "vaciar los lagos, limpiarlos y volver a llenarlos" (watson.ch), "hacerlas estallar todas en el agua" (20min.ch) o “si me dan un traje de buceo, yo las sacaré todas" (pilatustoday.ch).

 

Es más probable que las propuestas vengan de la industria o la academia, pues uno de los objetivos del proyecto es integrar más a estos dos campos en este proceso, según armasuisse. Sobre la posibilidad de recibir ideas revolucionarias o adaptar ligeramente procedimientos que ya se realizan actualmente, la portavoz de armasuisse, Samanta Leiser, es hermética al responder: lo fundamental será su concepción en materia de seguridad y protección al medioambiente, expresó a SWI swissinfo.ch.

 

Algunas de las técnicas que ya están sobre la mesa actualmente incluyen el uso de "imanes de minería, pinzas mecánicas y ventosas submarinas", informaron las autoridades militares el año pasado. Podría usarse también una “oruga excavadora”, que es una suerte de robot submarino diseñado para desactivar bombas. Otra herramienta más es una caja móvil que recoge simultáneamente municiones y sedimentos de las profundidades de un lago.

 

El problema es que parte del sedimento que recubre las bombas tiene hasta dos metros de espesor. Por lo tanto, trabajar a grandes niveles de profundidad y con tan poca visibilidad es complejo. En la tarea de desactivar bombas se enfrentan también riesgos como las potenciales explosiones y el daño medioambiental. ¿Dónde se almacenarán los millares de toneladas de municiones después de ser retiradas del lago?

 

Aún no está claro si se encontrarán ideas geniales para atender el problema. Pero una de las preguntas sin respuesta es por qué las autoridades ponen en marcha este proyecto de potencial evacuación de municiones en el presente, si las evaluaciones de riesgo hechas previamente asientan que no hay nada de qué preocuparse. El más reciente informe del Ministerio de Defensa sobre el tema correspondiente al 2020, no encontró ningún "impacto negativo en la calidad del agua derivado de las municiones sumergidas”. Y dos estudios semejantes realizados en 2012 y 2016 arrojaron resultados parecidos.

 

Armasuisse sostiene que estas conclusiones siguen siendo válidas. "El Ministerio de Defensa no está planeando ninguna operación de recuperación (de municiones) todavía", dice Leiser. Esta convocatoria de ideas busca tener opciones sobre la mesa en caso de que la situación cambiara en el futuro, esto es, si nuevos análisis mostraran súbitamente que las sustancias contaminantes se están filtrando al agua.

 

Los escenarios inesperados siempre son posibles. Un ejemplo se produjo en Suiza en el pueblo de Mitholz, en el cantón de Berna, en 2020: debido al riesgo de que las municiones quedaran enterradas en una montaña cercana, se informó a los habitantes que tendrían que abandonar sus hogares durante una década, a partir del 2030. Los riesgos se subestimaron por años, aceptó el Ministerio de Defensa, confirmando que una “evacuación total” era la mejor solución.

 

 

 

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