AI: Colombia y Perú fallan en proteger derechos de venezolanas

La mayor vulnerabilidad de este grupo ante situaciones de violencia se debe a la perniciosa amalgama que engendran su estatus migratorio

Colombia y Perú, los principales destinos de refugiados y migrantes venezolanos del mundo, están fallando en garantizar y proteger el derecho a una vida libre de violencia y discriminación para las mujeres provenientes del país caribeño, concluye un informe de Amnistía Internacional (AI) difundido este martes.

«En Perú y Colombia sí existen sistemas y normativas que protejan a las mujeres sobrevivientes de violencia basada en género, pero en el caso particular de las mujeres venezolanas no se aplica (…) y al final del día sus derechos están siendo violados», resume en una entrevista con Efe Clara del Campo, encargada de campañas de AI para Suramérica.

Bajo el título «Desprotegidas: Violencia de género contra mujeres venezolanas refugiadas en Colombia y Perú», la investigación de AI menciona que, según datos oficiales, la violencia de género contra mujeres venezolanas escaló un 71 % entre 2018 y 2020 en Colombia y un 31 % entre 2019 y 2020 en Perú.

Esto, sin tener en cuenta los altos niveles de subregistro que difuminan la realidad de lo que Naciones Unidas ha calificado como «la pandemia en la sombra» en América Latina, a la que las mujeres migrantes y refugiadas venezolanas están más expuestas.

Según AI, la mayor vulnerabilidad de este grupo ante situaciones de violencia se debe a la perniciosa amalgama que engendran su estatus migratorio, la xenofobia, los roles de género preestablecidos socialmente y los estereotipos de hipersexualización hacia estas mujeres.

 

VIOLENCIA OMNIPRESENTE

 

«Es una violencia omnipresente en todos los espacios de sus vidas», sentencia Del Campo, tras recordar que las mujeres representan el 50 % y el 58 % de la población venezolana residente en Colombia y Perú, respectivamente.

En ese sentido, el estudio alude a la violencia que afrontan en el espacio público, tanto en las rutas migratorias como en sus lugares de acogida; en el ámbito familiar, a través de violencia económica, patrimonial, física y sexual, predominantemente de sus parejas o exparejas; y en el entorno laboral, donde sufren también explotación, incluida la explotación sexual.

«Las violencias y la discriminación las siguen por toda la ruta migratoria, desde los factores de expulsión que las llevan a huir de su país hasta el lugar donde terminan asentándose», apostilla la vocera de AI, quien destaca los pasos fronterizos irregulares por ser espacios donde se «materializa» sin fisuras su desprotección.

En estos puntos, puntualiza, las mujeres están expuestas «a muchas formas de violencia, desde violencia física, (a) hurtos, extorsiones y captación de trata para fines de trabajo o explotación sexual, que incluso puede incluir a sus propios hijos».

Esta investigación, inédita para AI, se elaboró durante el primer trimestre de 2022 a partir de 63 entrevistas a mujeres refugiadas venezolanas y otras 45 a organizaciones de la sociedad civil, organismos internacionales e instituciones estatales.

 

EFE

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