Carteles que dicen “Compro dólares” se alinean en las puertas del comercio de zapatos de Víctor Vargas en un mercado popular al aire libre en una de las ciudades más grandes de Bolivia, un intento desesperado por mantener vivo su negocio familiar.
Hace apenas unos años, Vargas de 45 años abría las puertas a las 8.00 de la mañana a una multitud de clientes que ya esperaban para comprar tenis importados de China. Pero ahora su tienda está bastante vacía.
“Casi nadie ya nos compra. Nosotros estamos en una crisis”, lamentó.
Vargas es uno de los muchos bolivianos que se han visto afectado
La crisis actual se ha visto exacerbada por una larga disputa entre el presidente Luis Arce y el que fue su aliado el exmandatario Evo Morales por el control del partido de gobierno previo a las elecciones presidenciales del próximo año. Muchos bolivianos han perdido la confianza en Arce, mientras que el líder de izquierda de 60 años continúa negando que el país andino esté atravesando una crisis económica.
La profunda desconfianza hacia el gobierno llegó a un punto crítico el miércoles luego de un desplazamiento de militares con vehículos blindados en la sede del gobierno en La Paz, que el gobierno de Arce calificó como un intento de “golpe de Estado fallido”.
Sus críticos lo han tildado como un “autogolpe” preparado para levantar la imagen política de un líder impopular previo a los comicios del 2025.
La mayoría de los bolivianos que hablaron con la AP dijeron que ya no creen en lo que dice Arce y consideran que el gobernante le vendría mejor abordar los problemas de la economía boliviana y dedicar menos tiempo a realizar maniobras políticas.
AP