Rusia reconoció que aún no han “proporcionado la información necesaria” a la OMS para la certificación de la vacuna contra el coronavirus porque tenían “una visión diferente de los datos que había que transmitir y de cómo había que proporcionarlos”.
“Tenemos normas diferentes”, explicó el vocero presidencial, precisando que Rusia estaba “adaptándose progresivamente a estas exigencias” y que las autoridades del país no tenían nada que reprocharse.
Anunciada con gran pompa por el presidente ruso, Vladimir Putin, a mediados de 2020 y desplegada meses más tarde, la Sputnik V es utilizada por varias decenas de países y su fiabilidad fue validada por la prestigiosa revista médica The Lancet.
Sin embargo, hasta ahora no ha sido homologada ni por la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni por las autoridades médicas de la Unión Europea ante la incapacidad de Rusia de proporcionar los documentos necesarios para demostrar que es segura y eficaz.
La falta de aprobación hace que millones de pasajeros no puedan ingresar a destinos que exigen una pauta completa de vacunación con una fórmula avalada por Ginebra.
Rusia también tiene dificultades para convencer a su propio pueblo de que recurra a la Sputnik V, en un contexto de gran desconfianza hacia las autoridades.
“Los otros fabricantes de vacunas han logrado comprender lo que la OMS les pide para la certificación. Y sólo los nuestros no lo entienden”, ironizó el martes el Fondo de la Lucha contra la Corrupción (FBK) del principal opositor ruso encarcelado Alexéi Navalny, en Twitter.
“Y el resultado es que nuestros propios ciudadanos no confían en esta vacuna, porque la OMS no puede homologarla”, lamentó el FBK.
En Rusia no se ha registrado ninguna vacuna extranjera contra el COVID-19.
Según el recuento de referencia de la página web Gogov, 42,2% de la población rusa está vacunada contra la enfermedad infecciosa.
Hasta la fecha, Rusia registró oficialmente más de 10 millones de casos de coronavirus y 291.749 muertes por la enfermedad.
Según la agencia nacional de estadística Rosstat, que tiene una definición más amplia de los decesos relacionados con el virus, el número de muertes superaba los 520.000 a finales de octubre.