Los virus respiratorios pueden transmitirse por medio de gotitas que se generan al estornudar o toser, pero ¿y al hablar? Un equipo de científicos estadounidenses ha constatado que charlar con normalidad en ambientes cerrados podría conllevar un riesgo sustancial de transmisión del SARS-CoV-2.
El habla produce miles de gotas de fluido oral por segundo y estas pueden albergar patógenos respiratorios como el virus del sarampión o el de la gripe, pero también se han detectado altas cargas virales del SARS-CoV-2 en los fluidos de pacientes con la enfermedad de la COVID-19, incluidos aquellos asintomáticos.
Según este nuevo estudio, un minuto de habla en voz alta genera al menos 1.000 núcleos de gotas que contienen viriones (partícula vírica morfológicamente completa con capacidad de infectar) que permanecen en el aire de 8 a 14 minutos en espacios cerrados, por lo tanto, estas podrían ser inhaladas por otras personas y desencadenar en ellos una nueva infección por SARS-CoV-2, advierten los autores.
"En un entorno de aire estancado, las gotitas generadas por el habla persistirán como una nube que desciende lentamente y que emana de la boca del hablante, con una velocidad de descenso que viene determinada por el diámetro de esas gotas ya deshidratadas -las gotitas generadas por el habla se reducen rápidamente hasta en un 34% respecto al tamaño original debido a la evaporación del agua-".
Los responsables de este trabajo son científicos del Instituto de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales de Estados Unidos y de la Escuela Médica Perelman de la Universidad de Pensilvania, también de ese país, y los resultados se publican en la revista PNAS.