Investigaciones científicas internacionales han apuntado que el coronavirus se propaga con más rapidez y gravedad en entornos de elevada contaminación atmosférica.
Así lo expuso este jueves la neumóloga Isabel Urrutia, coordinadora del Área de medio ambiente de la Sociedad Española de Neumonología y Cirugía Torácica (SEPAR), en una ponencia telemática con motivo del Día internacional del Medio ambiente.
En la sesión formativa, la doctora remarcó que, aunque los estudios que vinculan el avance de la pandemia con la polución todavía se encuentran en fases preliminares, "parecen confirmar que la exposición a corto y medio plazo a contaminantes puede aumentar la incidencia de la infección y la mortalidad de las neumonías asociadas".
Por ello, Urrutia aseguró que la calidad del aire, especialmente en núcleos urbanos, tiene que tenerse en cuenta como una medida más de prevención de epidemias.
Según informa la SEPAR, el estudio "Impacto de la contaminación ambiental en la salud humana" de la Universidad de Deusto (País Vasco) considera la contaminación como el cuarto factor de riesgo de mortalidad en el mundo y detalla que 9 de cada 10 personas respiran habitualmente aire de mala calidad, causante de 7 millones de muertes anuales.
En los días de alta contaminación "aumentan los ingresos hospitalarios, las consultas médicas y las atenciones en urgencias, especialmente de los enfermos con patologías respiratorias crónicas", señaló Urrutia.
Estas enfermedades pulmonares relacionadas con la polución aumentan el riesgo de trastornos del corazón y de los vasos sanguíneos y pueden incrementar la probabilidad de desarrollar un cáncer de pulmón, de acuerdo con la SEPAR.
El confinamiento durante las semanas de crisis sanitaria por coronavirus ha permitido observar cómo la calidad del aire ha mejorado "rápidamente", subrayó Urrutia, quien reclamó que "respirar un aire más limpio" sea un objetivo urgente de salud pública.