Incendian la tumba del padre de Bashar al-Assad tras la victoria de los rebeldes sirios

Desde que el domingo finalizaron cinco décadas de brutal dictadura dinástica, las estatuas de Hafez al-Assad y de su hijo y sucesor Bashar han sido derribadas en toda Siria

La tumba del ex dictador sirio Hafez al-Assad fue incendiada, según numerosos informes, apenas unos días después de que un levantamiento expulsara del poder a su hijo Bashar.

 

Imágenes tomadas en Qardaha, la aldea ancestral de la familia al-Assad en la provincia occidental de Latakia, parecen mostrar parte del mausoleo -y un ataúd- en llamas.

 

El palacio presidencial fue saqueado el domingo, mientras que estatuas de la familia Assad fueron derribadas en todo el país.

 

Las dramáticas escenas ocurren tres días después de que los rebeldes liderados por el grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS) tomaran la capital, Damasco, tras la retirada del ejército sirio y la huida de Bashar al-Assad al exilio.

 

Al Assad padre gobernó el país con puño de hierro durante tres décadas después de tomar el poder en un golpe de Estado en 1970, y permaneció en el poder hasta que murió de un ataque cardíaco en 2000. Durante su régimen represivo, sus fuerzas persiguieron rutinariamente a sus oponentes políticos.

 

A su muerte le sucedió su hijo Bashar, que anteriormente había trabajado como oftalmólogo en Londres.

 

En 2011, tras la violenta represión de los manifestantes por parte de Bashar al-Assad, Siria se vio sumida en una guerra civil que duró 13 años y en la que se cree que murieron 500.000 personas. Millones de sirios se han exiliado.

 

El actual Al Assad, que ha gozado del respaldo y apoyo militar tanto de Rusia como de Irán, ha controlado gran parte del país desde que sus fuerzas tomaron Alepo, la segunda ciudad más grande del país, de manos de la oposición en 2016.

 

Su rápida caída como dictador fue una sorpresa después de la ofensiva relámpago que los rebeldes comenzaron en el noroeste de Siria a fines de noviembre. Los combatientes de la oposición primero tomaron Alepo, antes de apoderarse de Hama y Homs en su camino hacia Damasco.

 

 

Con la marcha de Al Assad, los sirios, tanto en el país como en el extranjero, han estado celebrando el fin de su sangriento régimen.

 

Sin embargo, su alegría ha estado mezclada con tristeza, y muchos han tenido que aceptar el hecho de que sus familiares —que desaparecieron durante el régimen de al-Assad y que no han vuelto a aparecer desde que se liberaron las infamemente duras prisiones de su régimen— podrían no regresar.

 

 

 

Euronews

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