En una rara sesión de sábado, la Cámara de Representantes de Estados Unidos se reunió para abordar una decisión crucial: la aprobación de un paquete de ayuda exterior de 89.000 millones de euros destinado a Ucrania, Israel y Taiwán.
Ucrania se ha quedado sin armas y ha advertido de que si no recibe más de sus aliados Rusia hará grandes avances.
Con la situación cada vez más grave, el apoyo bipartidista se hizo crucial, a pesar de meses de discordia interna en el seno de la Cámara de Representantes, controlada por los republicanos.
El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, se encontró en una posición precaria, equilibrando las exigencias de los republicanos de línea dura con la necesidad apremiante de ayudar a los asediados aliados.
A pesar de las amenazas a su liderazgo, Johnson siguió adelante, reconociendo la importancia del paquete de ayuda, no sólo para Ucrania, sino también para Israel y Taiwán.
El paquete en sí era muy amplio y abarcaba varios elementos, además de la ayuda militar directa. Los republicanos del Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes afirmaron que más de un tercio del importe total del paquete de ayuda a Ucrania se dedicaría a reponer sistemas de armamento y munición para el ejército estadounidense.
Junto a las disposiciones para la defensa de Ucrania, incluía fondos para el actual conflicto de Israel con los militantes palestinos y apoyo a los aliados en el Indo-Pacífico para contrarrestar la influencia de China.
El proyecto de ley contenía medidas como sanciones y la posible transferencia a Ucrania de activos rusos incautados, lo que refleja un enfoque polifacético de los retos de la política exterior.
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