Como en muchas otras ramas de la medicina, la cardiología infantil realizó un salto "cuántico" en las últimas décadas: "Hasta hace un par de generaciones, los bebés que nacían con alguna cardiopatía congénita grave tenían una tasa de mortalidad altísima, mayor al 90%. Y su expectativa de vida no superaba los dos o tres años", le resumió el cirujano Horacio Capelli, consultor del servicio de cardiología del Hospital Garrahan en Argentina.
"Pero hoy las cosas cambiaron drásticamente y la perspectiva de estos recién nacidos es otra: tienen una expectativa de vida prácticamente igual a la de un bebé sano y la tasa de mortalidad ronda el 2%". José Alonso, jefe de clínica de Hemodinamia del mismo hospital, agrega: "además esos chicos, diagnosticados y tratados a tiempo, suelen gozar de una excelente calidad de vida. Podrán integrarse a todas las actividades, hacer deporte y llevar una vida productiva prácticamente normal".
Para poder llegar a estos resultados promisorios, la cardiología infantil recurre a dos herramientas: por un lado a las cirugías "paliativas" y por el otro, a las "reparadoras". "Las primeras -explica Capelli- solucionan el problema de salud en forma provisoria y permiten dejar para más adelante la resolución definitiva. Nos permiten ganar tiempo para, por ejemplo, que el paciente esté en mejores condiciones de afrontar procedimientos complejos o llegar a un trasplante".
Las segundas son las que abrieron la posibilidad de resolver el problema cardíaco de la mejor manera. Por supuesto, para minimizar las intervenciones y el riesgo, si la patología lo permite los cirujanos apuestan a completar una cirugía reparadora definitiva.
"Los avances en este sentido son inmensos. A tal punto que hoy un 90% de las operaciones que hacemos en esta especialidad son reparadoras", detalló Pablo Marantz, actual Jefe de Cardiología fetal en el Hospital Italiano de Buenos Aires.
Y no solo esto sino que "algunos de estos procedimientos, aunque son realmente complejos, se realizan durante las primeras semanas de vida del bebé. No es un tema menor, porque son cirugías que pueden tomar hasta diez horas de trabajo en el quirófano, y demandar la labor en equipo de una docena de especialistas. Pero son cirugías que, de tener resultado exitoso, le abren al paciente la posibilidad de tener una vida completamente normal".