Cientos de pacientes huyeron del hospital Al Aqsa de Deir al Balah, una ciudad colindante con la zona considerada “humanitaria” y donde las tropas terrestres del Ejército de Israel se encuentran combatiendo, denunció este domingo la organización Médicos Sin Fronteras (MSF).
“Las fuerzas israelíes han dictado una orden de evacuación en las cercanías del hospital Al Aqsa, al que MSF brinda apoyo, en Deir al Balah, instando a la gente a huir. Una explosión a unos 250 metros ha desatado el pánico y muchos han abandonado el hospital”, indicó la organización con sede en París, en un comunicado.
De los 650 pacientes que tenía el hospital, sólo 100 permanecen en él, de los cuales siete en unidades de terapia intensiva, señala la organización, citando cifras del Ministerio de Sanidad de Gaza, controlado por el grupo islamista Hamás.
Tras la una incursión terrestre iniciada la semana pasada, el Ejército israelí declaró ayer que varios barrios de Deir al Balah son ahora “peligrosas zonas de combate” y ordenó nuevas evacuaciones de civiles.
Sólo en los últimos días, más de 100.000 habitantes de esa ciudad han sido desplazados, reduciendo aún más la estrecha y hacinada zona considerada “humanitaria” en la que se refugian la mayoría de los cerca de dos millones de desplazados que ha dejado la guerra en el enclave palestino.
Desde el inicio de la guerra en octubre del año pasado, el ‘área humanitaria’, supuestamente segura para civiles, se ha reducido de 230 km2 (63 % de la superficie de la Franja de Gaza) a 35 km2, (equivalente al 9,5 % del territorio gazatí), según autoridades locales.
Deir al Balah se había librado hasta ahora de los combates, aunque no de los ataques aéreos, y era un importante punto de refugio para los palestinos y centro de operaciones para las organizaciones humanitarias.
La guerra estalló el 7 de octubre del año pasado tras un ataque de Hamás contra Israel que dejó unos 1.200 muertos y 251 secuestrados.
Actualmente, las tropas israelíes de tierra se centran en Deir al Balah y Jan Yunis, una importante región del sur del enclave, históricamente bastión de milicias palestinas.
Además, un hombre palestino murió este lunes por un disparo en la cabeza de soldados israelíes en el área de Masafer Yatta, gobernación de Hebrón, sur del territorio palestino ocupado de Cisjordania, informaron fuentes palestinas y médicas.
En más de 10 meses de guerra, la ofensiva israelí ha causado al menos 40.405 muertos, más de 93.468 heridos y unos 10.000 desaparecidos enterrados bajo los escombros en la Franja.
A esto se suman 1,9 millones de desplazados -casi el total de la población gazatí- que sobreviven a una crisis humanitaria sin precedentes, con una destrucción generalizada de la infraestructura, el hacinamiento en zonas paupérrimas, el colapso de los hospitales y el brote de epidemias en medio de la escasez de agua potable, alimentos, medicinas y electricidad.
Mientras tanto, la delegación de Israel encabezada por los jefes del Mosad y del Shin Bet abandonó este domingo El Cairo tras una jornada de negociaciones indirectas que no ha aportado resultados ni avances para alcanzar una tregua en la Franja de Gaza, informaron a EFE fuentes cercanas a las conversaciones.
Por otro lado, la frontera entre Israel y Líbano, que vivió ayer una dura escalada del intercambio de fuego entre el Ejército israelí y el grupo chií Hizbulá, amaneció este lunes en relativa calma.
Desde que amaneció, las sirenas antiaéreas se han activado solo una vez del lado israelí, debido a un dron.
La madrugada del domingo, Israel realizó intensos bombardeos en el sur de Líbano, con más de 100 aviones de combate, luego de que el Ejército identificó que Hizbulá se preparaba para un inminente ataque a gran escala que apuntaba al norte y centro del país.
La milicia proiraní había prometido este ataque hace semanas, en venganza por el asesinato de su máximo comandante militar, Fuad Shukr, en un bombardeo israelí el 30 de julio a las afueras de Beirut.
EFE