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Las autoridades también anunciaron la creación de mecanismos para ofrecer unos 114.000 millones de dólares tanto en financiación a firmas de valores, fondos o aseguradoras, como en créditos para que las empresas que cotizan en bolsa recompren sus acciones y eleven así su valor en el mercado.
Si bien las autoridades se habían mostrado contrarias a estímulos de calado por factores como las cuentas de los bancos, cuyos márgenes de beneficio rondan mínimos históricos, hoy indicaron que garantizaran que estos se mantengan estables y que dotarán a las mayores entidades del país de una mayor fortaleza financiera.
Hasta ahora, las autoridades chinas habían apostado por medidas más limitadas ante el temor a repetir las altas tasas de inflación que lastraron las economías desarrolladas tras la pandemia y también para proteger el debilitado tipo de cambio del yuan, la divisa nacional, pero la reciente rebaja de tipos de interés en Estados Unidos ofrece algo más de margen de maniobra a Pekín.
Estas medidas se anuncian no solo tras esa bajada de tipos en Estados Unidos sino también después de que los datos económicos de agosto en China fueran peores de lo esperado y de que el presidente chino, Xi Jinping, llamara a elevar los esfuerzos para conseguir el objetivo de crecimiento económico para este año, de en torno a un 5 %.
La baja demanda nacional e internacional, unida a riesgos de deflación, estímulos insuficientes, una crisis inmobiliaria que no ha tocado fondo o una falta de confianza en el seno de los consumidores y el sector privado son algunas de las causas que esgrimen los analistas para explicar lo que ocurre en la segunda mayor economía mundial.
Según los expertos, el paquete de medidas anunciado hoy supone “un paso en la dirección correcta”, aunque será “insuficiente” para reavivar la recuperación económica china a menos que venga acompañado de un mayor gasto público, una cuestión que podría chocar con las preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda.
EFE