El SARS-CoV-2, causante de la epidemia de COVID-19 declarada ya hace más de un año por la Organización Mundial de la Salud (OMS), provocó más de 121 millones de casos y más de 2,68 millones de muertes en todo el mundo, según las estimaciones de la Universidad Johns Hopkins.
Aunque todavía se sabe poco acerca del comportamiento de este virus y de la inmunización frente a infecciones repetidas, la mayoría de las personas que contrajeron coronavirus están protegidas contra la reinfección durante, al menos, un período de cinco o seis meses, según estudios realizados en el Reino Unido.
Sin embargo, esa inmunidad disminuye significativamente con la edad, de acuerdo a un nuevo estudio publicado recientemente en la revista especializada The Lancet.
La investigación, realizada por los investigadores daneses Christian Holm Hansen, Daniela Michlmayr, Sophie Madeleine Gubbels, Kåre Mølbak y Steen Ethelberg, destaca la importancia de acelerar la vacunación en los grupos de personas mayores, así como entre aquellos individuos que hayan padecido previamente la enfermedad.
De acuerdo al estudio, llevado adelante en Dinamarca mediante el análisis de los datos de vigilancia a nivel de la población danesa con más de 10 millones de resultados de pruebas de PCR identificables por personas en 2020, la infección natural redujo las posibilidades de contraer el virus entre 80% y 83% en personas menores de 65 años, pero ofreció solo un 47% de protección contra la repetición de la infección entre las personas mayores de esa edad.
La presencia o ausencia de inmunidad protectora después de la infección o la vacunación contra el coronavirus afectará la transmisión del virus y la gravedad de la enfermedad.
Se cree que la causa es la ausencia de inmunidad preexistente al SARS-CoV-2 por la rápida propagación del virus a nivel mundial y por la continua pandemia. Por lo tanto, es fundamental comprender mejor el grado de protección contra la reinfección por el coronavirus para perfeccionar las estrategias de intervención adecuadas.
“Nuestros hallazgos podrían informar las decisiones sobre qué grupos deben vacunarse y abogar por la vacunación de las personas previamente infectadas porque no se puede confiar en la protección natural, especialmente entre las personas mayores”, sostuvieron los investigadores.