El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) indicó este viernes que 300.000 personas, entre ellas 100.000 niños, siguen enfrentándose a la falta de acceso a agua potable y a servicios de saneamiento en Beirut, tres semanas después de la explosión en el puerto que asoló la ciudad.
"Las explosiones agravaron una situación ya precaria en términos de acceso a agua potable y saneamiento en el área metropolitana de Beirut, con un número significativo de tanques de agua y sistemas de fontanería dañados en edificios cercanos a la explosión", indicó en un comunicado la agencia de la ONU.
Unicef estima en 130 los edificios en el área afectada que han sido "completamente desconectados de la red principal de agua" y en más de 500 aquellos con sus sistemas de agua dañados.
"La mayoría de las familias afectadas vivía en edificios con acceso regular al agua potable antes de la explosión y que el daño es diverso: principalmente la infraestructura debe repararse y los tanques de agua deben reemplazarse", afirmó a Efe Olivier Thonet, jefe de Agua, Saneamiento e Higiene de Unicef Líbano.
La agencia dijo que la situación es "particularmente crítica" para las alrededor de 300.000 personas, incluidos unos 100.000 niños, cuyas casas resultaron dañadas o destruidas por la explosión.
“Una de nuestras prioridades inmediatas era asegurar que los niños y las familias afectadas, así como los equipos de socorro, tuvieran acceso a agua potable”, afirmó en el comunicado la representante para Unicef en el Líbano, Yukie Mokuo.
Mokuo indicó que ya han podido llegar "a más de 6.650 niños y sus familias", aunque recordó que "hay mucho más por hacer y el tiempo es esencial".
“A medida que los casos de COVID-19 continúan aumentando, es más vital que nunca garantizar que los niños y las familias (...) tengan acceso a agua potable y saneamiento”, agregó Mokuo.
El pasado 4 de agosto, una explosión de origen desconocido de 2.750 toneladas de nitrato de amonio que llevaban seis años almacenados sin custodiar en el puerto de Beirut provocó la muerte de 182 personas y heridas a más de 6.000, además de asolar por completo algunos barrios de la capital.