La firma de Pablo Picasso en el cuadro encontrado por Luigi Lo Rosso, un chatarrero de Pompeya, que hasta hace poco nunca había imaginado que tenía un tesoro dentro de su casa, es auténtica.
La confirmación de la autenticidad del 'Retrato de Dora Maar' llegó en realidad a principios de septiembre, con el informe pericial realizado por la grafóloga Cinzia Altieri, asesora del tribunal de Milán, pero la noticia no se hizo pública hasta hace unos días.
En 1962, mientras limpiaba el sótano de una villa de Capri, un hombre encontró un lienzo enrollado que representaba el rostro desaliñado de una mujer. Aunque la firma 'Picasso' era claramente visible en la esquina superior izquierda, el nombre no le resultó familiar a Lo Rosso, que entonces tenía 24 años, quien decidió llevarse el lienzo a casa y colgarlo en su salón.
Durante 50 años, el cuadro permaneció en el salón de la familia, ganándose el apodo de 'la gubia' por las formas asimétricas típicas del estilo del artista.
No fue hasta principios de la década de 2000 cuando el hijo mayor de Lo Rosso señaló a sus padres el gran parecido entre el cuadro colgado en el salón y las obras de Picasso representadas en sus libros escolares, sugiriendo la posibilidad de tener un original en casa. Aunque en un principio se descarta la idea, el parecido con las obras maestras del maestro cubista es tal que la duda empieza a asaltar a los miembros de la familia, que acaban convenciéndose para intentar pagar el peritaje.
Tras numerosos análisis, consultas y comparaciones con otras obras, una primera confirmación llegó de forma inesperada. El cuadro, creado entre los años 40 y 50, podría ser un retrato de la poetisa francesa Dora Maar, pareja de Picasso durante nueve años. También existe otra obra titulada 'Buste de Femme Dora Maar' y la hipótesis es que Picasso realizó dos retratos diferentes de la mujer, en épocas distintas.
El cuadro fue incautado poco después, supuestamente robado, y luego devuelto a sus propietarios. Pero las vicisitudes de la familia Pompeii no acaban ahí. El mayor obstáculo es la negativa de la Fundación Picasso de París, dirigida por los hijos del pintor, a considerar el cuadro.
Por ello, Lo Rosso recurrió a la Fundación Arcadia, una organización sin ánimo de lucro dedicada a valorizar el patrimonio artístico. El presidente de la Fundación, Luca Gentile Canal Marcante, reunió a un equipo de especialistas para una nueva serie de análisis gracias a los cuales se confirmó la originalidad de la obra, coronada por la autentificación de la firma de Altieri.
El cuadro del salón de la familia Lo Rosso, actualmente guardado por los hijos de Luigi en una cámara acorazada en Milán, ha sido valorado en seis millones de euros. Si la obra es reconocida por la Fundación Picasso, su valor podría ascender a diez o doce millones.
Una tasación que no hará más ricas las cuentas bancarias de los Lo Russo, al menos por ahora. "Ese cuadro es una pieza de la familia Lo Rosso de Pompeya y no está en venta. Sólo buscamos una valoración, pero no lo vendemos, porque ésa era la voluntad de mi padre, que ya no está con nosotros", afirma Andrea Lo Rosso, que se declara "satisfecho y feliz" por el reciente reconocimiento.
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