Suecia registra la mayor cifra de muertes por COVID-19 por total de población

Muchas personas comienzan a cuestionar si su respuesta de medidas abiertas ante la pandemia fue la correcta

En la última semana, Suecia se ha colocado a la cabeza en los registros de muertes con coronavirus per cápita, superando a España, Italia, Bélgica y Reino Unido, según los datos recogidos por el medio Financial Times. Se trata de un dato que destaca frente a la situación de sus vecinos nórdicos y que muchos achacan a la estrategia implementada en el país escandinavo, en el que no se han puesto en marcha medidas de confinamiento a fin de minimizar el impacto en la economía.

En particular, en Suecia han perdido la vida 3.831 personas, para una población total de aproximadamente 10 millones de habitantes. Ello implica que, durante el conjunto de la pandemia, el país se coloca en las 380 muertes por millón de habitantes. Comparativamente, Dinamarca, Finlandia y Noruega, con poblaciones de en torno a 5 millones de habitantes, han registrado 551, 301 y 233 fallecimientos, respectivamente.

Si se tiene en cuenta el momento de la epidemia en la que se producen, la tasa sueca es la más alta en el mundo; 61 días después de que la tasa de muertes superase las 0,1 muertes por millón de habitantes, en Suecia mueren en promedio 6,4 personas al día (calculando la media de los 7 días anteriores a la medición). En el mismo punto, en Reino Unido morían 6,2 personas al día; en Italia 5,5 y en España 4.

¿Modelo erróneo?

La estrategia de Suecia contra el coronavirus es única. Frente a las medidas más o menos estrictas de cuarentena que han puesto en marcha otros países europeos golpeados por la pandemia, el país nórdico ha optado por implementar algunas pocas prohibiciones (reuniones de más de 50 personas, por ejemplo) y apelar a la responsabilidad de los ciudadanos, a los que se ha aconsejado que trabajen desde su casa y que tomen precauciones de distancia social. Es decir, que guarderías, bares, restaurantes, gimnasios y tiendas permanecen abiertos y la ciudadanía conserva su libertad de movimiento.

Aun así, resulta complicado achacar estas cifras a una única causa. La tasa de mortalidad puede variar según el método de recuento de fallecidos, para el que no hay un estándar internacional. Por ejemplo, algunos países incluyen en las estadísticas oficiales aquellos casos en los que el fallecido padecía el coronavirus en el momento de la muerte, mientras que otros exigen que conste como causa principal en los certificados de defunción.

Igualmente, factores como el envejecimiento de la población, la densidad de población, la concentración geográfica de los contagios, el movimiento de personas entre distintos puntos del país, los recursos del sistema sanitario en cuestión o la actitud de los ciudadanos frente a las recomendaciones sanitarias o eventuales normas pueden incidir de manera significativa en el resultado.

Similarmente, los criterios para realizar test entre la población, así como el número de pruebas en relación al número de habitantes, tienen un impacto similar en las cifras de contagiados.

Aún así, teniendo en cuenta estos valores, muchos científicos han propuesto Escandinavia como el mejor caso del que disponemos para comparar entre distintas estrategias por dos razones: la similitud en términos demográficos, económicos y políticos entre los cinco países (Noruega, Finlandia, Suecia, Dinamarca e Islandia) y la particularidad del modelo sueco en la gestión de la epidemia.

Los defensores de la estrategia sueca argumentan que parte de una filosofía diferente. Poniendo la mirada en el largo plazo, las autoridades sanitarias suecas decidieron implantar un nivel de restricciones que pudiera ser mantenido por un largo periodo de tiempo, al suponer una carga menor en términos psicológicos para la ciudadanía y tener, en principio, un coste menor para la economía.

Suecia en el largo plazo

Al final, las propias autoridades suecas reconocen que no es posible saber aún cuál será el desenlace, y si la experiencia sueca demostrará, a la larga, haber evitado pérdidas humanas o económicas. Por ejemplo, Stefan Ingves, Gobernador del Banco de Suecia, señaló en declaraciones a Financial Times que "no sabía" si la economía sueca sufriría menos comparativamente que otras: "No soy epidemiólogo. Hay demasiadas incógnitas (...). El tiempo dirá".

En el aspecto epidemiológico, las expresiones son parecidas. Así, Tegnell ha señalado que "el objetivo es el mismo que el de otros países europeos, pero la ruta es diferente", aunque reconoció que Suecia "había fallado en proteger a sus mayores" (hasta el 50% de los fallecimientos en Suecia han tenido lugar en residencias de ancianos)  y Giesecke, por su parte, sentenció que "sólo en un año podremos saber si el enfoque de Suecia es exitoso".

Más noticias