Estados Unidos registró en las últimas 24 horas 1.738 nuevas muertes por COVID-19, la enfermedad causada por el nuevo coronavirus, llevando el total del país a 46.583, según el último recuento de la universidad Johns Hopkins.
La cifra representa un franco descenso comparado con los más de 2.700 de la víspera.
La cantidad de casos positivos, en tanto, es de casi 840.000, un incremento de aproximadamente 17.000. El país continúa registrando con creces la mayor cantidad de decesos y transmisiones a nivel global. En cuanto a la primera, está cerca de duplicar los 25.000 decesos reportados en Italia hasta el mismo día. Mientras que la segunda cuadruplica las más de 208.000 transmisiones de España, que le sigue en la lúgubre lista.
El epicentro del brote continúa teniendo lugar en el estado de Nueva York, que ya superó las 15.000 víctimas fatales, casi un tercio del total nacional. No obstante, las estadísticas muestran un descenso sostenido de la mayoría de los indicadores clave.
Las autoridades sanitarias reportaron este miércoles otras 474 muertes y el gobernador Andrew Cuomo indicó que la tendencia de fallecimientos “parece estar en un leve descenso”. Es el tercer día seguido por debajo de las 500 muertes, y un descenso de siete víctimas con respecto al balance de la víspera. Además, se reportó un ligero descenso en el total de hospitalizaciones, en torno a los 15 mil pacientes, muy por debajo del límite del sistema sanitario local.
Un hecho clave sobre el avance de la pandemia en el país tuvo lugar este miércoles, cuando autoridades sanitarias de california revelaron que dos residentes del estado murieron como consecuencia del coronavirus a principios y mediados de febrero, semanas antes de que se reportara oficialmente el primer deceso en el país.
Hasta el anuncio, la primera muerte considerada oficial había tenido lugar el 26 de febrero y correspondía a una persona en el estado de Washington, en la costa oeste del país. Los decesos en cuestión ocurrieron el 6 y 17 de febrero. El primero corresponde a una mujer de 57 años, residente de Silicon Valley.
Funcionarios locales indicaron que ninguna de las dos personas viajó a lugares que fueran considerados focos de contagio en ese momento.
