Alargamiento de cuarentena genera desesperanza en la población venezolana

La psicóloga Patricia Vega describió varios problemas del confinamiento social por el COVID-19

La pandemia por el COVID-19 hizo bastantes estragos en el mundo, y los países han tenido que aplicar medidas de cuarentena para paliar la situación. Venezuela no escapó de esto.

Pero el complicado contexto país que se vive hace que todo sea más cuesta arriba en cualquier plano. Esto claramente ha afectado la psicología de ciudadanos venezolanos que están experimentando ansiedad y otros desórdenes.

Según lo cuenta Patricia Vega, psicóloga de profesión, en sus consultas sus pacientes manifestaron pasar por una especie de duelo y sensaciones de desesperanza luego que Nicolás Maduro anunciara recientemente la extensión de la cuarentena por 30 días más.

Relató que mucha gente pensó que el encierro duraría solo un mes, pero el recrudecimiento de la enfermedad obligó a la administración de Maduro a alargar la cuarentena por otros 30 días, y medidas similares se vieron en países como Francia.

Esto le generó mucha desilusión a la ciudadanía.

Que la gente deba estar en encierro significa que el tiempo se les ha detenido y ven que no hay algún progreso. Explica Vega que hay una mezcla de emociones que entran en juego en esta situación: miedo, tristeza y rabia.

Detalló que también hay un reflejo de esto en las redes sociales: casi no se ven memes o estos redujeron su presencia en las publicaciones.

Vivir de afuera

Vega expuso que un sentimiento de miedo se ha desarrollado en la gente a raíz de la cuarentena, debido a que la gente ahora debe enfrentarse a sí misma. Antes del aislamiento, la gente "vivía de afuera", y en eso gira su vida, pero ahora, en estas condiciones, la gente tiene que ver a su propio ser y esto va generando esa clase de pensamientos y emociones.

El entorno familiar también juega un papel importante porque, si una persona no se lleva bien con algunos parientes y usaba su trabajo para evitarlo, ahora no hay manera de evadir eso porque no hay salida. Entonces, hay más peleas y el estrés entra en juego dañando la salud mental.

Descuido y otros miedos

Otras cosas que pudo observar Vega es que la gente ha estado dejando de arreglarse o de asearse más a menudo, porque tiene que permanecer en casa.

Entonces, ahora hay una "dejadez" en el cuidado de la apariencia y la higiene personal.

En el ámbito laboral también hay miedos, tanto en empleados como en patronos. Los primeros no saben si les seguirán pagando en esas condiciones, y los segundos no tienen idea de si podrán mantener una nómina sin una producción adecuada porque no se puede asistir al trabajo.

La experta en el área psicológica identificó que también existen desórdenes en el sueño de la gente y en su alimentación. Notó que la gente no hace alguna de esas cosas en las horas que solía hacerlo antes de la pandemia.

Los miedos, cuenta Vega, se aceleran cuando se ve que el país también carece de combustible, lo que suma más problemas al poco personal que debe laborar y al resto de los ciudadanos que necesiten movilizarse si hay alguna emergencia.

Lo mismo ocurre con el transporte de alimentos y hay miedo de que exista una escasez de comida nuevamente como cuando la crisis socialista hizo presencia.

 

Juan Afonso

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