Con todo el dolor a cuestas por la reciente pérdida de su ex compañero y amigo personal Kobe Bryant, quien conmovió a todos adelante de la pantalla de televisión fue Shaquille O’Neal. En directo para TNT, habló por primera vez después del accidente aéreo que terminó con la vida de la leyenda de la NBA, una de sus hijas y otras siete personas.
“No vamos a poder bromear en su ceremonia de inducción al Salón de la Fama. No vamos a poder decir ‘yo tengo cinco, tú tienes cuatro (campeonatos)’. No vamos a poder decir que si no nos hubiéramos separado habríamos ganado 10. Esas son las cosas que no puedes recuperar. Lo mismo con la muerte de mi padre, de mi hermana. Eso es todo lo que quiero poder decirle algo. La última vez que hablé con él, estábamos aquí. Le pedí que metiera 50 (puntos) e hizo 60. Pasó mucho tiempo desde entonces. Esto me cambia, definitivamente”, fueron las primeras palabras que soltó un Shaq notablemente desconsolado por la tragedia.
La coincidencia unió a O’Neal y Bryant en la temporada 96/97 en los Lakers, franquicia a la que el ex pivot se unió después de militar cuatro años en Orlando Magic. Juntos se coronaron en tres ocasiones con el equipo de Los Ángeles: fue en los años 2000, 2001 y 2002. Shaquille consiguió su cuarto anillo en 2006 con los Miami Heat mientras que Kobe sumó dos más en 2009 y 2010 (siempre con su elenco predilecto).
Tan estrecha era la relación entre los O’Neal y los Bryant que Shareef (20 años), hijo de Shaquille, publicó la conversación que había tenido con Kobe horas antes del accidente. “Esta mañana me contactaste. Te amaré por siempre, te amo tío”, fue el mensaje del joven para la leyenda, mientras que también dedicó otro para su hija Gianna: “Gigi, te amo prima”.
Shaquille O’Neal confesó que no logra conciliar el sueño desde que se enteró de la triste noticia y aseguró que “perdimos al mejor Laker y basquetbolista del mundo”.
Envió condolencias para la familia Bryant y la de las otras víctimas del accidente y concluyó: “La gente está atravesando dolor. Algunos debieron recibir tratamiento y otros no lo entienden todavía. Llegó de la nada. Yo no quería creerlo. Pensé ‘espero que algún idiota haya inventado esto y que no sea verdad’. Pero después lo entendí, me llegaron muchas llamadas de personas preocupadas y ahí mi espíritu dejó mi cuerpo. Desearía haber podido decirles algo a las personas que perdí, porque una vez que nos vamos, nos vamos para siempre. Y nunca deberíamos dar nada por sentado”.
