Bolivia inaugura la planta solar más alta del mundo

La obra fue ejecutada por la estatal Empresa Nacional de Electricidad Bolivia (ENDE) y un crédito de la AFD 

Bolivia inauguró este miércoles su planta solar fotovoltaica más grande, considerada además la más alta del mundo con una capacidad de producir 100 megavatios al sistema nacional.

La planta situada en la población altiplánica inde Ancotanga del departamento de Oruro, a más de 3.700 metros sobre el nivel del mar, tiene la capacidad de captar energía solar con "más de 300.000 paneles fotovoltaicos emplazados en 214 hectáreas", precisó en el acto de entrega de la segunda fase el ministro de Hidrocarburos y Energía, Franklin Molina.

La primera fase de la obra se entregó en septiembre de 2019, durante la gestión del expresidente Evo Morales, y su finalización estaba prevista inicialmente para marzo del año pasado. Con casi un año de retraso, la entrega se presenta justo cuando en esta jornada el departamento orureño celebra los 240 años de su gesta libertaria de la corona española.

La obra fue ejecutada por la estatal Empresa Nacional de Electricidad Bolivia (ENDE) con recursos estatales, un crédito de la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) de más de 68,6 millones de dólares y otros casi 14 millones donados por la Unión Europea (UE).

El acto central, al que asistió el presidente del país, Luis Arce, estuvo marcado por la exhibición de danzas típicas como La Diablada, propia del Carnaval de Oruro, uno de los más vistosos de Suramérica, declarado Patrimonio de la Humanidad y suspendido este año por la pandemia.

"La promoción de estas energías renovables y la lucha contra el cambio climático y la protección de la Pachamama (Madre Tierra) son absoluta prioridad para la Unión Europea", señaló en su discurso el embajador de la UE en Bolivia, Michael Dóczy.

A su turno, el presidente boliviano mencionó que esta obra es parte del "doble desafío" que tiene su Gobierno, el de "generar desarrollo económico" tras la crisis que ha producido la pandemia desde el año pasado y el de "proteger y respetar" el medioambiente.
Arce apuntó que "gran parte" de la producción de electricidad en el país estaba basada "en las termoeléctricas" a base de gas natural y que, con este paso, que anteriormente ya se ha dado también en otras regiones, Bolivia busca "ir cambiando a la producción de energía limpia".

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