La epidemia de gripe A en 2009 puso en aprietos a muchos países, pero los del continente africano la pasaron peor. Cuando la contingencia pasó un año más tarde, en ese momento fue que los países de esa zona recibieron las vacunas, mucho después que el resto del mundo.
Occidente ya empezó la vacunación contra el COVID-19, pero según la Unión Africana (UA), se necesitarán entre dos y tres años para vacunar al 60% de la población, y eso sería más de 1200 millones de habitantes.
Los países africanos ahora dependen del Fondo de Acceso Global las Vacunas de la covid-19 (COVAX); programa que fue creado y desarrollado por la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias (CEPI), la Alianza para la Vacunación (GAVI) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), y con esto se persigue un acceso equitativo a los antídotos en todo el mundo. Se impusieron por meta vacunar al menos al 3% de la población de cada país africano, según lo declaró un portavoz de GAVI.
Miriam Alia, responsable de vacunación y respuesta a epidemias de Médicos Sin Fronteras (MSF), explica que aunque ese 3% parezca poco, la idea es que se proteja al sistema de salud, o sea, a la gente que se está en la primera línea ante la pandemia.
Por ahora, la iniciativa reservó 600 millones de dosis, y de esas, 90 millones deberían llegar al continente a finales de este mes. Y todo eso se suma a las 670 millones ya aseguradas por el Centro Africano para el Control y la Prevención de Enfermedades (África CDC), que logró conseguirlas de las farmacéuticas AstraZeneca, Johnson & Johnson y Pfizer.
Pero ahora, está el problema de la cadena de frío para preservar las vacunas. Las dosis de AstraZeneca requieren estar a -20 grados y la Pfizer a -70. Países como Senegal no tienen refrigeradores de ese calibre para conservar los antídotos.
Nigeria dice haber adquirido tres refrigeradores ultrafríos para ese fin y producirán hielo seco para transportar vacunas de un sitio a otro.
Países como Kenia no tendrán acceso a vacunas hasta que el llamado mundo rico haya vacunado a su población.
Las patentes son otro problema de los países africanos, pues los laboratorios no quieren liberarlas para su máxima producción y distribución.
